viernes

Insuflando sonrisas (o eso intentamos en el proceso).

Siempre dicen que me quejo mucho y que no sé verle el lado bueno a las cosas. Que soy muy depresiva, catastrofista y no sé disfrutar de lo que hago. Y hoy, no podía ser menos, mi vida me amenaza con otro revés de una tormenta que ya creí medio pasada (Más o menos). Soy autodestructiva. Pero hace unas horas, de manera inesperada y a través de (Como no, en la actualidad el 80% de las interacciones con los demás se llevan por aquí) una charla por Internet; he conseguido abrirme un poco (Y quien me "medio" conozca, sabe que me cuesta como el infierno) y he admitido que no suelo seguir los consejos que proporciono al elenco que forma mi vida, debido a que mis reacciones ante todo suelen ser "kamikazes". La respuesta ante todo esto ha sido un (Simple como la lógica misma que me autoimpongo a usar cuando escucho casos ajenos) "Pues entonces hazte caso a ti misma".
Puede que este solo sea un intento de buenas intenciones sin más fondo que lo que tecleo en estas líneas, o simplemente que el hecho de ver ahora 'Amelie' me haya insuflado un ambiente "buenrrollista" que me haga querer hacerlo todo; pero, como suele decirse en las películas y series malas por excelencia: "Por algo se empieza". Para ello, y a pesar de que no es uno de los momento más "brillantes" de este año (En el que dudo si ha tenido más sombras o luces), voy a hacer una lista de todas las cosas que me producen una sonrisa o me hacen sentir ese calorcito en el interior que diga "Sí, con esto sí que no me importaría lidiar". Y también, que coño, porque yo también me alegro de algo, que no soy taaaaan amarga (O sí, pero bleh, qué mas da eso ahora).

Cosas buenas y agradables son: Mantenerte despierto hasta estas horas por algún motivo en concreto que te haga querer estarlo. Una película que te dé buenas vibraciones (como Amelie). Oír a alguien hablando francés. Una habitación que huela a té. Una cama cómoda. La euforia que te entra al descubrir que tu corazón vuelve a latir cuando creíste que no lo volvería a hacer. Los sentidos, todos y cada uno, en su máximo esplendor. Las calles de París. Bailar. Un museo repleto de esculturas greco-romanas. El móvil que cuelga en mi salón (El de los peces, ese). Mi madre. Italia. Una sonrisa espontánea de un desconocido. Aprender de todo lo que se pueda, y entender lo que me rodea. Una sonrisa que diga "Te quiero" (o decirlo de verdad, o verlo escrito. Cualquier forma de demostrar cariño me vale). Reírte de lo mala que es una canción. Querer salir a la calle a chillar a carcajadas. Ese momento en una borrachera de "Nada va a salir mal". Payasadas alrededor de una cerveza. Una mirada cómplice. Echar la sinceridad para afuera con un colega. La plaza de la ciudad vieja de Praga. La bohème. La comida (Delicioso invento de la madre naturaleza). Un masaje hecho de manera insólitamente concienzudo. La cuenta atrás, que queda enmarcada en tachar los cuadrados en un calendario. Una historia que te haga ver que te vas a comer el mundo y que puedes con todo. Las canciones de buen rollo. Sentir la paz interior. Que se haga justicia. La música (Creo que eres mi invención favorita de todas las existentes). La espera merecida ante un premio indescriptible. El esfuerzo recompensado. Trabajar en lo que te gusta. Que a alguien le guste lo que haces. Un beso (No uno normal, un BUEN beso, de esos que se te impregna el olor del otro y crees morir por y para sus labios). La gente nueva. Un abrazo de "Todo va a salir bien". Tener sexo alunizante y poderte reír mientras. Recuperar algo muy preciado. La confianza (Recíproca). Las peleas por lo que quieres. Irse de viaje con los amigos. Un dueto improvisado que suene crema. La originalidad. Despertarte por la mañana al lado de quien quieres (Ojo, no tiene porque implicar nada sexual ni sentimental). El olor del campo, o del bosque. ESOS ojos (Cada uno que piense en los que les plazca). Dormir del tirón, y descansar. Una fiesta que salga bien (Aunque no siempre llueve al gusto de todos). Los animales, en todos sus estados (Cachorros o adultos). Una broma entre un grupo de personas. Los buenos recuerdos en forma de fotos. Viajar, simple y llanamente. Conocer otros puntos de vista, otras culturas. Una buena partida en la play. El reconocimiento por tu trabajo. Un orgasmo. Experimentar. La familia (Cada cual que se tome esta palabra como la considere). Los libros (Que idea tan genial). El amor.

Estas son algunas de las cosas que me hacen que se me revuelva la tripilla con mariposas. Cada uno tendrá los suyos, obviamente. Podéis estar de acuerdo o no, allá cada cual. Con esto, ¿qué pretendo?, os preguntaréis. Pues insuflar un poco de alegría y optimismo a aquellos que lo ven todo negro, como soy yo. De catastrofista a pesimistas. Con la que está cayendo, hasta yo me he dado cuenta de que es necesario un poco de "Ey, sonríe". Os invito, también, a si queréis escribir lo que os viene a la cabeza sobre las "cosas buenas" que le veis a esto llamado vida. O no, solo pensadlo. Pero os recomiendo a los que sois como yo que alguna vez hagáis esto, porque si no, todo os superará y creerás que no merece la pena nada. Creédme, es por experiencia. A mí me ha costado unos años ponerme a ello, pero os digo que no está tan mal esto de anotar o meditar sobre esto. Al menos a mí va a hacer que me vaya a la cama con un peso menos encima y con el alivio en la cabeza.
Buenas noches, y que tengáis todos grandes sueños.

miércoles

Algo tan frívolo como el verano

Recuerdo:
Llevar un pendiente en la oreja derecha, esa sonrisa mientras espiaba cuando se secaba el pelo, unos tristes ojos verdi-castaños de mirada acusadora, besos prohibidos a escondidas en un jardín, un susurro con carcajada secreta, un lametón de buenos días, tres cigarros de conversación tribal, un baile en las tarimas, el correteo de las ardillas, un particular olor en la cama, la desidia solitaria, libélulas suicidas, luchar en las torretas, música para mis oídos, señales confusas alrededor del humo de la cachimba, unas orejitas de gato en la estación, descontrol sin importancia, rarezas en buen plan, responsabilidades eludidas, dolor entre bastidores, historias (largas) inventadas a quemarropa, recuperar la rutina de la tinta sobre el papel, agua como remedio casero, extrañar una sonrisa hasta el punto de dudar, pelear por no dejarme pisotear, palabras que suenan a mentira (o eso pretendo averiguar), nocturnidades combinadas con tonterías, estar jodida por un corazón desbocado y desilusiones teñidas de amargura cuando todo parecía ir bien.

P.D.: Que alguien me pare, que no sé lo que estoy haciendo.

viernes

Anotación B-47

Este ha sido el período de tiempo en que más he pasado, y sin despeinarme. Es extraño ver el papel tan vital que ha tenido el futuro, siendo una noción tan desechable (en mi caso) y yo siendo ta inconsciente de él. La desidia sobre lo que pueda ocurrir ya viene implícita en mi ser desde que soy consciente de que tengo conciencia. Que no todo es cíclico, sino que deriva en un laberinto de múltiples destinos. Sin embargo, me he dado cuenta de que el tiempo es finito, aunque aún no haya podido asimilarlo.
He visto mi rutina morir, para llegar a la deriva a puertos extraños y nuevos en los que buscar una aventura que me haga recordar el motivo de mis pasos. He continuado con mi existencia mientras una estrella fallecía, a pesar de que le quedase mucho por brillar. Los recuerdos se han hecho menos pesados para vivir en un "Carpe Diem" descafeinado. He rozado con las yemas de los dedos nuevos horizontes cuando el juicio me ordenaba que retrocediese, para luego evitar una catástrofe por los pelos (una vez más). Me he quedado sola una y otra vez, y aquí sigo. Más o menos de pie, más o menos indemne. Por ahora.
El preguntarme cuanto va a durar este proceso de invariabilidad de cambios es inútil. A todo esto, lo único que puedo hacer es dejarlo proseguir. Que la naturaleza y el hombre sigan su curso. Tanto lo bueno como lo malo. Y siempre esperar a ver que me depara el mañana.

P.D.: A veces me pregunto porque el ego puebla mis reflexiones, pero es que no puedo escribir sobre lo que no conozco. Mis sensaciones, mis ocurrencias, mis sucesos (Mí, me, conmigo). Soy yo la única capaz de transmitirlos con mis palabras y mi voz (y cada cuál que escuche, que oiga lo que quiera). El hablar de alguien desde este rincón se quedaría obsoleto antes de pronunciar las primeras sílabas.

martes

From the ashes.

Hoy es uno de esos días en que me apetece soltar todo lo que se me ocurra. Una ventana hacia lo desconocido, a saber a que puede llevar esto. Una reflexión, quizás un desenlace. O no. A lo mejor este es uno de mis muchos borradores que se quedan en stand by, en el limbo de mis escritos. Pero al menos será una de mis (pocas) ideas que verán la luz (si eso). Aún así , aquí estoy, una noche cualquiera. De nuevo sin saber donde voy a acabar, ni hacia donde dirijo mis pasos. Aviso, esto es mi egolatría, nada con sentido. Y recordaros que solo escribo literatura barata.
De todas maneras, mi tiempo se ha convertido en eso: un sin sentido. No sé qué pasa a mi alrededor ni sé si el mundo sigue girando igual. Hace poco escribí en un pequeño cuaderno que tengo para momentos puntuales e explosiones repentinas algo referido a la desidia. En un apunte que tardé 2 minutos, dije:

Pura y absoluta. Ante los ataque. Ante la pobreza mental. Ante los problemas. Ante la soledad. Soy un armadillo. 
He salido de cosas peores. De callejones sin salida y pozos oscuros. El sobrevivir está en mi naturaleza, pese a quien le pese. 
Debería sentir tantas cosas, y todas desbordantes. Todo se ha trasladado a un ancla que se irá con el tiempo.
Tengo fuerza en el carácter. no se puede esperar que me quede quieta en el desafío. Me lleve a quien me lleve por delante.
Escribo estas líneas sin sentimiento. Y esto es todo. Desidia.

Más o menos así es la regla que me mantiene. Ni el bien ni el mal tienen razón de que ser, porque se han convertido en términos demasiado relativos actualmente. Solo me dejo llevar hacia donde quiera que vaya esto. Solo impulsos. Como ahora. No me importa nada más que el aleatorio en mi reproductor. Lo que me puede hacer pensar y descubrir cada nueva nota, los sonidos. Lo que me hace sentir.
En esto es en lo que baso mi vida ahora. En el momento. La explosión. Ese segundo de absolutamente todo.
No es la primera vez que me ocurre esto. Me ocurre cada X tiempo en un período determinado. Creo que ha sido la acumulación de sucesos importantes y decisiones (propias y ajenas, que considero tanto acertadas como no) que han puesto patas arriba todo, y que las vueltas que he acabado dando han sido la causa de mi sin razón ... O no. Tampoco ha sido un declive, ni una espiral. Ni ascendente ni descendente. Solo estoy a la caza de ese bombeo de corazón desbocado. Todo ello me hace ir sin freno (cuando puedo).
Pero en algún momento este "pasotismo" o "desconexión" se me va de las manos, y no puedo controlarlo. Finalizan en preguntas sin respuesta, en por qués con eco, pero sin vuelta de hoja. O también esos puntos en que, sin previo aviso, toda esa marea de sentimientos que, o de manera inconsciente o porque sí; intento evitar, se desbordan hasta que me quedo en la nada, hecha un "reguño" con todo lo que soy, temblando sin control. Todo por el "¿por qué no?", por poder encontrar la finalidad, la gracia al asunto. Pero además de no hacerlo, me rodeo y estoy más perdida que al principio.
Es esta transición de tiempo, lo que me preocupa. Parece un laberinto sin fin, a pesar de que ya he escapado más veces, aunque parezca eterno. Creo que veo la luz al final, pero cuanto puede durar esto es lo que me deja intranquila. Pero esto solo es un capítulo de todos los que hay aquí dentro. De momento no me lleva a nada, pero veremos si más adelante consigo llegar a alguna conclusión. O a aclararme conmigo misma, que tampoco hay cojones. Ya continuaré, si eso. La desidia es lo que tiene. Las ganas tanto vienen, como se van. Seguiré ... O no. Lo único que sé es que escribo literatura barata.